
Uno de los problemas con los que te puedes encontrar es la presencia de pequeñas manchas de moho en tus muebles de jardín, las que irán creciendo en cantidad y tamaño si no actúas inmediatamente. Ataca el problema mediante un preparado compuesto por media taza de agua oxigenada y 4 litros de agua caliente; para su aplicación utiliza un cepillo de dientes viejo o algún elemento de similares características.
Es probable que al revisar tus muebles de jardín no encuentres manchas de humedad visibles, esto no significa que puedes guardarlos sin efectuar la limpieza correspondiente porque las bacterias se reproducen en la suciedad y se harán presente tarde o temprano. Es muy importante tener presente este punto sobre todo si para guardar tus muebles utilizas algún tipo de cobertizo, sótano o un cuarto con mucha oscuridad.
Si tus muebles de jardín tienen una superficie metálica, tal vez no se verán tan afectados como los de otros materiales, de todas maneras, es necesario limpiarlos antes de guardarlos, más aún si vives cerca de la costa, donde la sal y la humedad pueden terminar causando verdaderos estragos en el hierro y las superficies de acero.
Por otro lado, los muebles de jardín, suelen contar con algún tipo de almohadón o cojín para resultar más cómodos; de acuerdo al material en el que estén confeccionados, éstos pueden ser particularmente vulnerables al ataque de las bacterias, por lo que debes asegurarte de limpiarlos correctamente y luego dejarlos secar todo el tiempo que sea necesario, para no guardarlos húmedos.
Finalmente, una vez que tus muebles de jardín estén limpios y, si los vas a guardar por un largo tiempo, es recomendable que envuelvas cada pieza por separado, para asegurarte que se mantendrán fuera del alcance del polvo y la humedad. Si no cuentas con un cuarto para este tipo de situaciones y debes dejarlos al aire libre, una buena opción es cubrirlos completamente con una lona impermeable.